domingo, 2 de enero de 2011

LAS CARAS DE BELMEZ DE LA MORALEDA


Carlos Mora Vanegas
Quienes les ha interesado  el estudio de los fenómenos paranormales, no pueden ignorar lo que ha representado las caras de Belmez. Unas extrañas caras que vienen mostrando sus misterios, desde hace treinta años, para ser exacto,  se produce desde 1971 en el suelo de la casa de calle Real, número 5 (recientemente, la calle ha recibido el nombre de la dueña de la vivienda, ya fallecida: María Gómez Cámara; 5 de enero de 1919 - 3 de febrero de 2004, a los 85 años), Bélmez de la Moraleda (Jaén, España.)
El hecho dio comienzo cuando sobre el antiguo fogón de leña de doña María Gómez, apareció de repente un visitante al que nadie había invitado, un fantasma de piedra que se asomaba en forma insolente a la habitación-cocina de la dueña de la casa. Una vecina de Bélmez, María Gómez Cámara, aseguraba que el 23 de agosto de ese mismo año advirtió mientras cocinaba en el suelo de cemento de su cocina, una gran mancha con forma clara de rostro humano y salió a avisar a sus vecinas, cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma. Sin embargo, siempre según las declaraciones de los protagonistas, reapareció días más tarde. Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abierta y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes. En los días siguientes aparecieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa nuevos rostros que se añadieron al inicial, que aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros, en un continuo movimiento que habría continuado en mayor o menor medida hasta hoy día. Se dice que tal hecho provocó un revuelo social y la intervención directa del régimen franquista, que utilizó todos los medios de que disponía para aniquilar el insólito asunto Bélmez, por un lado se comenta la iglesia intentó desacreditara los dueños del hogar encantado, acusándoles de ser unos descarados bromistas. No sirvió de nada. La operación continuó con la llegada a Bélmez de unas comisiones de investigaciones que la forman individuos, un poco siniestros, se dice procedentes del Ministerio de la Gobernación, con el fin de desvelar el fraude. Tampoco lo lograron. Se agrega que tras del mazazo informativo gestado desde la dirección del vespertino Pueblo, que aseguraba haber hallado la formula química con las que se realizaban las caras  un miembro de la cúpula franquista, dio la orden de enviar desde Segovia una carta intimidatorio al alcalde del pequeño pueblo serrano, amenazándole por no por paro al asunto. No lo hizo y acabo frente a Tomás Garicano Goñi, ministro de gobernación, hombre de pocas y desagradables palabras. El diario el Ideal lo catalogaban el hecho  como fraude. A los 6 meses de las apariciones el periódico hacía públicos los resultados de unos análisis que demostraban que las caras habían sido pintadas con nitrato y cloruro de plata. Este método es muy eficaz ya que los rostros aparecen al tiempo de haber sido pintados
Lo cierto, que debido al revuelo, los hechos, a la repercusión mediática, como nos lo indica Wikipedia,  empiezan a llegar personajes famosos del mundo de la parasicología como Germán de Argumosa o Hans Bender, catalogando a Bélmez como un gran misterio. Este último publicó unas líneas sobre el caso en el Zeitschrift für Parapsychologie avalando la hipótesis paranormal.
 Se sabe que frente a estas acciones para desprestigiar el fenómeno, las pruebas a favor del fenómeno aparecieron con vigor. Tras el descubrimiento de huesos bajo el solado cemento se procedió al presintado de la cocina de las caras, previa apertura del protocolo notarial llevado a cabo por Antonio Palacios Luque, notario de la vcina localidad de Huelma. A los tres meses y con la seguridad de que los precintos no habían sido manipulados, se procedió al levantamiento del mismo. Las formaciones se habían multiplicado, adoptando en algunos casos expresiones diabólicas. Los análisis del cemento llevado a cabo en el año 1975, 1991 y 1994 respectivamente por el Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC) arrojaron una conclusión definitiva: Las caras no habían sido manipulado con ningún pictórico de nada similar.
 Se nos recuerda sobre este hecho, que   María Gómez falleció en febrero de 2004. Tras su muerte, Pedro Amorós, presidente de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP) intentó "descubrir" si habría más teleplastias en la casa en la que ella nació. Así surgieron las nuevas caras de Bélmez. La forma de estas nuevas caras es más vaga, y su identificación como rostros humanos queda más supeditada a la interpretación que en los casos anteriores. De hecho, una de las manchas obtenidas por la SEIP, y que supuestamente representa a un hombre de perfil, tiene una semejanza apabullante con un gato de caricatura.
Varios diarios acusaron al ayuntamiento de la localidad de haber fabricado las caras en esta nueva casa al no conseguir adquirir, para explotarla turísticamente, la casa original de las caras.
La familia de María Gómez también ha sostenido que las caras no son negocio, lo cual resulta opuesto al hecho de que desde el 1 de julio de 2005 se le otorgó la titularidad de la denominación "Las caras de Bélmez" a doña Carmen Gómez Hervás, según consta en la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Curiosamente, se trata de la única marca registrada en esta oficina que incluye el topónimo "Bélmez
Los escépticos sostienen que las nuevas caras fueron fabricadas en un momento muy conveniente, y que de hecho fueron "descubiertas" después de que Francisco Máñez le enseñara a Pedro Amorós cómo realzar manchas en el cemento que parecieran rostros humanos.
Mañez, parapsicólogo también, le pretendía enseñar a Amorós su teoría de que las caras eran sólo manchas de humedad que la pareidolia hacía reconocer como caras o rostros (la pareidolia es la capacidad humana de reconocer formas en cualquier cosa). A los pocos días, Amorós lanzó la noticia del descubrimiento de las nuevas caras en la casa natal de María Gómez, obtenidas tras someter al suelo a un tratamiento que el SEIP describe tal y como Máñez describe el suyo.
 Ante esta realidad la posición parapsicológica es de que el origen de las caras está ligado a un antiguo cementerio medieval árabe del siglo XIII (prueba del C-14), descubierto en el subsuelo de la cocina de la casa. En excavaciones realizadas hasta una profundidad de 2,8 m poco tiempo después de la primera aparición, se pudo constatar la aparición de restos de huesos humanos. Investigadores de lo paranormal han relacionado las teleplastias con otros fenómenos parapsicológicos, incluyendo psicofonías. En declaraciones personales de Miguel, el hijo de la dueña, y habitante de la misma desde el descubrimiento, éste afirmaba que él mismo participó en las excavaciones efectuadas bajo el hogar de la cocina, encontrando, a casi 3 metros de profundidad, algunos restos de huesos humanos, pero no es la cantidad que algunos han afirmado. Otros aducen que la formación de las caras es un fenómeno ligado a una corriente de agua subterránea que discurre bajo el suelo de la casa, lo cual provoca que la humedad permita fijar las teleplastias de una forma más clara y precisa. El mismo hijo de la dueña ha manifestado en reiteradas ocasiones que dentro de la vivienda no se han producido jamás fenómenos de tipo "poltergeist".
José Martínez Romero publicó un libro avalando la hipótesis paranormal, donde sostiene que hay un fénomeno de teleplastia detrás de la creación de las caras. En Inglaterra, Andrew MacKenzie, un escritor de lo paranormal, dedicó el primer capítulo del libro The seen and the unseen al caso Bélmez. Sin embargo, MacKenzie no hablaba español y durante su estancia en Bélmez careció de traductor; sólo un taxista y el hijo de Martínez Romero le ayudaban con sus escasos conocimientos de inglés.
Por supuesto, hay contraposiciones con respecto a la veracidad del fenómeno, ( Motivo de otro escrito), sin embargo, debido a ello, se  originó un curioso modelo de turismo de lo paranormal. Durante los 33 años en que María Gómez convivió con las caras, fueron muchos los que se acercaron a Bélmez para visitar la casa de María y ver personalmente los trazos en el cemento. Muchos criticaron esta fuente de ingresos para María que además de cobrar a los medios por filmar y fotografiar su casa, aceptaba cantidades de dinero ocasional (la voluntad) de los visitantes y, en los primeros tiempos del fenómeno, vendía fotografías de las caras.

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